The cultural richness that once made Leonardo’s "Paragone" possible quickly waned in the wake of the 18th century separation of natural science and fine art into competing systems of knowledge, leaving architects to contend with ‘gaps’ and fragments of unity. Arguably these gaps are the cause of much uncertainty in a discipline that, weakened through autonomy is enriched by engagement and multidisciplinary praxis. If traditional architectural treatises that once took art and science to be intertwined skills held together by a higher order of design intelligence are difficult to conceive in our present culture, what valid mode of discourse remains to assist architects [to] think through the future continuity of art and science? This paper does not support the view that systematic methods are easily transposed onto architecture in order to reduce its unpredictable phenomena to stable predictable facts. Contemporary thought is sufficiently mature to realise that the generalisation of specialist knowledge, instrumentality and expertise always leaves something out. The ongoing challenge to architecture today is therefore how to re-articulate the relational space between art and science in a way that enhances their symbiosis within design. Symbolism, metaphor, analogy and geometrical abstraction once supplied architecture and creative discourse with intermediate links and devices, but what other tactics are available to the architect today? The primary objective of the paper is to recover traditional "dialogue" as a legitimate and meaningful mode in this regard. Secondly, the paper critically differentiates dialogue from its more contemporary version, "collaboration", with which it is often confused. The question at stake is whether the now ubiquitous notion of collaborative practice can actually fulfil the purposes of mediation and enrichment associated with dialogical intelligence, or is it yet another functional adjunct for streamlining technique and labour?
La recuperación del diálogo: La riqueza cultural que en otra época hizo posible el Paragone de Leonardo declinó rápidamente a partir del siglo XVIII, como resultado de la separación de las ciencias naturales y las bellas artes en dos sistemas rivales de conocimiento, enfrentando a los arquitectos a lagunas y fragmentos de unidad. Podría decirse que estas lagunas son la causa de mucha incertidumbre en una disciplina que se debilita con la autonomía pero se enriquece con la participación y la práctica multidisciplinaria. Ya que los tratados tradicionales de arquitectura, que solían considerar al arte y la ciencia como disciplinas entrelazadas y unidas por un orden supremo de inteligencia diseñadora, son difíciles de concebir en nuestra cultura actual, ¿qué modo de discurso válido permanece para ayudar a los arquitectos a pensar detenidamente sobre la continuidad futura del arte y de la ciencia? Este ensayo no sustenta la opinión de que los métodos sistemáticos se puedan trasponer fácilmente a la arquitectura con la finalidad de reducir sus fenómenos impredecibles a hechos estables y predecibles. El pensamiento contemporáneo es suficientemente maduro para comprender que la generalización del conocimiento especializado, la instrumentalidad y la pericia siempre excluye algo. Por lo tanto, el reto permanente para la arquitectura hoy es cómo articular de nuevo el espacio relacional entre el arte y la ciencia de una manera que incremente su simbiosis dentro del diseño. El simbolismo, la metáfora, la analogía y la abstracción geométrica suministraron en el pasado conexiones y recursos intermedios a la arquitectura y al discurso creativo, pero ¿de qué otras tácticas dispone el arquitecto actual? El objetivo principal de este ensayo es recuperar el "diálogo" tradicional como modo legítimo y significativo en este aspecto. En segundo lugar, el ensayo distingue críticamente entre el diálogo y su versión más contemporánea, la "colaboración", con la cual se confunde frecuentemente. La pregunta decisiva es si el concepto ahora tan ubicuo de práctica colaborativa puede satisfacer el propósito de mediación y enriquecimiento asociado con la inteligencia dialógica, o si se trata de otro apéndice funcional más para racionalizar la técnica y el trabajo.