‘Art’ was originally associated with sacral spaces for the enactment of rites that bound a community into a culture. The objects created as ‘art’ were also imitated by secular authorities, enacting their ceremonial rituals to symbolise the exercise of authority and domination. In the Enlightenment both art and its sacral spaces were reinterred into museums, that not only preserved objects of a cultural past but also of a widening geography, including colonial worlds. In the late 20th century both ‘art’ and the spaces of its display were subject to recasting pressures from popular culture, post-colonialism, feminism and globalisation. Under these pressures cultures have become internationalised, disembedded from local roots. The sacral precincts of the past have been ghettoised and replaced by the dispersed culture and space of the biennale, as formerly static or performative art has been displaced by computer-generated morphing images with no obvious cultural function and for which museums become mere content providers.
El arte y sacros espacios: El “arte” estaba originalmente asociado a los espacios sacros donde tenían lugar los ritos que unían a una comunidad dentro de una cultura. Los objetos creados como “arte” también eran imitados por las autoridades seculares, las que se valían del aspecto ritual y ceremonial de lo mismos para simbolizar el ejercicio del poder y la dominación. En la Ilustración, el arte y sus espacios sacros fueron enterrados en museos, donde no sólo se conservan objetos de un pasado cultural, sino también de una geografía cada vez mayor que incluye los mundos coloniales. A finales del siglo XX, tanto el “arte” como los espacios en que se exhibía estuvieron sujetos a presiones de redefinición por parte de la cultura popular, el postcolonialismo, el feminismo y la globalización. Como resultado, las culturas se han internacionalizado y desvinculado de sus raíces locales. Los espacios sacros del pasado han sido compartamentalizados y sustituidos por la cultura y el espacio dispersos de la Bienal, de la misma manera que el arte mismo ha sido reemplazado por imágenes proteicas que, al ser generadas por computadora, no cumplen ninguna función cultural evidente y convierten los museos en meros proveedores de contenido.